La palabra menhir proviene del dialecto bretón, y significa literalmente “piedra larga” (men = piedra, hir = larga). La erección de un menhir representa la primera transformación física del paisaje de un estado natural a un estado artificial. El menhir constituye la nueva presencia en el espacio del neolítico. Es el objeto a la vez abstracto y vivo a partir del cual se desarrollarán posteriormente la arquitectura (la columna tripartita) y la escultura (la estela-estatua).