“Nada más inmediato y más autónomo en la plenitud de su fuerza, nada más noble ni más aterrador que una roca majestuosa, que un bloque de granito audazmente erguido. Ante todo, la piedra es…”
“Nada más inmediato y más autónomo en la plenitud de su fuerza, nada más noble ni más aterrador que una roca majestuosa, que un bloque de granito audazmente erguido. Ante todo, la piedra es. Es siempre la misma, subsiste, y lo que es más importante, golpea. Aún antes de cogerla para golpear, el hombre tropieza con ella. Si no quiere con su cuerpo, sí al menos con la mirada. Y percibe así su dureza, su rudeza, su poder.